EN LA CIMA DE NUESTRAS VIDAS

La Serena Abril 2007

EN LA CIMA DE NUESTRAS VIDAS

Cuando llegamos a la cima de la vida, es decir cuando llegamos a la edad en que con mucho esfuerzo hemos construido nuestras vidas, hemos logrado lo que quisimos ó lo que pudimos. Cuando nos damos cuenta que a la vida no se le puede hacer gallitos, porque aunque queramos o no, empezamos a entender, que lo de nuestras vidas esta todo escrito ¡¡¡Ya!!! Y no podemos hacer nada, ni culpar a nada ni a nadie, solo aceptar
y agachar la cabeza con mucha humildad lo que nos toca vivir.
¡¡Porque estas obligado a vivirlo como esta escrito!!
Quizás el hecho de conformarnos que todo esta escrito, es porque no somos capaces de permitirnos pensar que estamos pagando las consecuencias de cómo hemos vivido y cómo lo hemos hecho. Bien, mal o más o menos.
Es cuando nos damos cuenta que ya no pudimos hacer cambiar a nadie, y ya nada ni nadie nos hizo cambiar a nosotros. ¡Al contrario todo se les o se nos ha acentuado aún mas! Vamos entendiendo como somos realmente los seres humanos, que no cambiamos.
Aprendemos a aceptar lo que antes cuando estábamos subiendo a la cima no aceptábamos. Porque el mundo tenía que estar a nuestros pies, porque èramos jóvenes, fuertes y bonitos y seriamos los que por fin cambiaríamos el mundo.¡Ahora si! nosotros seriamos “los triunfadores”

Que no cometeríamos los errores de nuestros padres, que habiendo visto como ellos se equivocaron al hacer sus vidas y al criarnos a nosotros, entonces, no viviríamos como ellos lo hicieron, ni criaríamos igual a nuestros hijos. Sin embargo, ya en la cima de la vida, nos damos cuenta que por los errores que nosotros cometimos, nuestros padres no habrían sido capaces de enfrentar al mundo. En cambio nosotros tenemos que enfrentarlo, sin más ni más y pensamos ¿como fue que nos equivocamos tanto? ¿En que momento perdimos el control de nuestros hijos, de nuestras parejas y lo más importante, de nuestras vidas? ¿En que momento los vicios tomaron control de nuestra existencia? ver que se hace fuerte el refrán “por donde pecas es por donde pagas” ¡nos damos cuenta que no somos capaces de controlar nada!
¡¡¡Solo nos toca estar dispuestos a pagar!!!

Justamente en la cima de la vida, Dios nos tiene regalos que son bálsamo para nuestra alma, y los va dando lentamente y pensamos con la calma y la sapiencia que nos dan los años. Entonces podemos comprender porque sucedieron las cosas.
¡Ah eso que paso fue por eso! y vemos que ¡No hay mal que por bien no venga!

Alegremente aceptamos lo que Dios, la vida, el azar o lo que sea nos quiera dar. Nos va reencontrando con viejas amigas, viejos amigos y viejos amores, para permitirnos recordar con nostalgia lo que fuimos y encontrarnos con el pasado, para cerrar puertas que con la premura de la juventud dejamos abiertas, por que estábamos demasiado ocupados haciendo nuestras vidas, para tomar un poco de nuestro precioso tiempo y preocuparnos de mirar atras.
Por eso cuando estamos en la "cima de la vida" empezamos a ver que el camino que hemos recorrido no ha sido corto ni fácil, más bien largo y difícil.
Hemos aprendido a tropezar, caer y levantarnos, perder y ganar, fracasar y triunfar, errar y acertar, llorar y reír, amar y dejar que nos amen y lo mas importante "Hemos vivido"
Es verdad, que lo que hicimos, lo hicimos de la mejor forma que pudimos.
Y si a esta altura encontramos una vieja amiga un viejo amigo o un viejo amor, que nos dice “guardo lindos recuerdos de cuando compartimos” creo que es un pago, al ver nuestros ojos ya cansados, nuestro caminar un poco torpe y al mirar nuestras manos recordamos las de nuestros propios padres.

¡¡¡Ya se nos ha curtido el alma, y nos negamos a sufrir!!!
¡¡¡Aunque contradictoriamente también queremos vivir!!!

Y ahora ante cualquier situación, aparecen las preguntas y contradicciones que
nunca antes nos habíamos planteado: ¿me lanzo al rio o no? ¿que es lo prudente hacer?
¿Si me lanzo al rio, cuantos son los heridos que van a quedar? ¿me lanzo o no?
¿Seré capaz de seguir adelante a pesar de quedar yo mal herida? y
¿podre cargar con todos los heridos que queden después?
¿Y si no quedo mal herida y no hiero a nadie, con mi decisión?
Lo que antes habríamos hecho sin pensar siquiera, ahora lo pensamos mucho más, Porque ya sabemos las consecuencias de tomar una decisión apresurada. Y nos da miedo vivir lo que la vida nos presenta, quizás será eso lo que no nos permite soñar, simplemente por miedo, nos cuesta más aceptar un ¡NO! de por medio. Entendemos que todo fue por algo, nada es al azar.

En verdad nos damos cuenta ¡valió la pena! subir esta montaña llena de escollos y carcajadas, lagrimas y risas, penas y alegrías. Con los amigos que tuvimos, los que tenemos, los que perdimos, los que se fueron, los que volvieron, los que se quedaron, los que dejamos, los que nos dejaron, los que encontramos, los que llegaron, los que llegaran y nos acompañaran para hacer esta bajada más alegre y más llevadera. Es el momento de empezar a disfrutar y cosechar lo que hicimos. ¡¡¡Lo bueno y lo malo!!! Debo decir que estoy tranquila de llegar a la "cima de la vida"
Con la certeza de que las metas se cumplen y como todo lo que sube tiene que bajar, ya llega el momento que eso pase, aunque no temo bajar porque comprendo que esto no es un punto final, sino un punto y aparte. ¡Si! ¡Me apena! no poder echar pie atrás, por que ahora me doy cuenta que lo podría haber hecho mejor.
Estando convencida que todo lo que hice, siempre fue con la mejor intención, nunca dañe a nadie por dañar, trate de ser consecuente con los principios aprendidos, y enquistados en lo más profundo de mi alma, siendo consecuente con lo que aprendi, lo que pensé, lo que dije y lo que hice. Y además siempre me tome la libertad de dar mi punto de vista, con respeto y en la "honesta creencia" que lo que yo decia era lo que creia era la verdad.

Nunca necesite más de lo que he tenido, resumiendo a esta altura he sido muy afortunada. Por eso no temo bajar la cima, aunque me doy cuenta que bajar es mucho más rápido,¡ya lo creo que es así! Pero la bajada se debe hacer por el otro lado de la montaña, para no entorpecer a nuestros hijos, por que ellos están tratando de subir a la cima, mejor de lo que lo hicimos nosotros, convencido que ellos ¡si! lo van a hacer bien, por que cuentan con toda las fuerzas, las ganas, la energía, el ímpetu y la juventud, que nosotros contábamos a su edad. Quizás ellos cuando estén en la cima de sus vidas dirán ¡mira lo que logre! Aun estando satisfechos de sus logros, también se cuestionaran como lo hicieron y pensaran que lo podrían haber hecho mejor, ya no habrá vuelta atrás. Solo tendrán al igual que nosotros, disfrutar lo que han logrado y aceptar felices los pequeños regalos que la vida les quiera dar.

Empezamos a ver que no es tanto lo que necesitamos para vivir, basta una cama, y una caliente taza de té. Lo que antes necesitábamos con urgencia, nos damos cuenta que esta demás, que perdió la importancia que le dimos en algún momento. Ya no es importante que mi florero sea el más fino ¿y para que? Ya tuve un cristal Murano y un cristal val Saint Lambert. Y ahora me pregunto ¿y para que?¿A quien le importo?si
cuando cayeron al suelo, por finos que fueran se quebraron igual. Tuve que empezar
a recoger los pedazos y darme cuenta que no era importante la procedencia, ni el soplado, ni el tallado del cristal, eso no me hacia una mejor persona, porque las personas que he amado, las que me han amado, las que me han importado y las que les he importado les ha preocupado de verdad como estoy, como me fue y como lo hice.
Y las consecuencias de mis acciones, me han convertido en la persona que soy hoy.
"Nunca tuvo ninguna importancia el recipiente que contenía las flores"

Solo quiero estar tranquila y aun así no quiero perderme nada de la vida, y si tengo que vivir algo y salir herida será mi karma. Claro que más temerosa, un poco más cauta, quizás un poco más desconfiada y recelosa, metiendo un solo pie al agua.
"Aunque con miedo, quiero vivirlo igual".

Ya aprendí que las cuentas hay que pagarlas inmediatamente, y si de algo estoy convencida “en la cima de la vida” es que no tengo ninguna cuenta pendiente, la vida aunque me a dado mucho, no me ha dado crédito por pagar, me dio y me cobro, incluso a veces cobro antes de darme, aun las cosas que no le pedí, me las ha dado y me las ha cobrado igual.
Debo confesar que sacando las cuentas algunas veces, he estado muy triste, otras muy feliz. pero han sido muchas más las que he estado tranquila. Aunque cada vez que he estado triste, ha estado la mano de un hermano o la de una amiga para decirme
"no te preocupes hoy es de noche y todo se ve oscuro, pero mañana va a salir el sol"
Y cada vez que me he reído, la vida también me ha sonreído. He aprendido que nada ni nadie se merece una lágrima mia y como dice una cita de Gabriel García Marques:
“Ninguna persona merece nuestras lagrimas y quien las merece, no nos hará llorar”

A nosotros nos criaron en el concepto que “La risa abunda en la boca de los tontos” Ahora recuerdo ese tan popular refrán de antaño y obsoleto para mi gusto, no puedo menos que mirar impactada como podía considerarse algo así ni siquiera medianamente aceptable. A nuestros padres les enseñaron a vivir así “siempre graves” por lo tanto a mi también me educaron para andar de grave por la vida, nunca quise quedarme pegada en el concepto de que la vida hay que vivirla a lo grave.
Aprendí exactamente en la cima de mi vida a tratar de hacer conciente los momentos de felicidad que la vida me va dando, entendí que “mi” felicidad no dependía de otras personas que era solamente mi responsabilidad. Porque me di cuenta o quizás será natural en las personas vivir de victima culpando a los demás de nuestras propias frustraciones y fracasos y no darnos cuenta que cada uno es el arquitecto de su vida y que cada cual esta donde quiere estar y esta actitud de victima no nos deja pensar, solo nos hace conciente de los ratos malos. Y los momentos felices tienen que ser parte de los recuerdos.
Esto no quiere decir que por reírnos estamos exentos de estar triste, la verdad es que todo en su justa medida, los ratos malos también los he vivido, solo así he podido llegar a comparar y pude aprender a hacer concientes los momentos felices.

También me he dado cuenta que cuando estoy tranquila, cuando estoy contenta, más personas quieren estar cerca de mí, lo que me alegra la vida. Y en verdad es que nada cuesta esbozar una sonrisa, que no me cabe duda es el imán de la vida. La vida me ha dado más de lo que merezco. ¿Qué más puedo pedir? Solamente, que si Dios, la vida, el azar o lo que sea me ha dado una buena vida, que se apiade de mí y me permita tener una buena muerte.


Atte Margarita Daviu Escola